domingo, 25 de marzo de 2007

Un día de 23 horas en la Puerta del Sol


Hoy me ha sorprendido una noticia un tanto especial. Resulta que hasta ahora no había visto nunca como se cambia la hora en el reloj con el que todos los años nos uvamos las atragantas. Era una noticia super importante que fue retransmitida por la Cuatro, pero no para aquellos que solo escuchan los titulares del telediario, sino para todos aquellos que estaban esperando este evento desde hacía años. Era la primera vez que se adelanta la hora por el ahorro energético en un año acabado en 7 en este siglo. Van a tener que pasar otros 10 años hasta que se repita.

El acontecimiento empezó un par de horas antes, a media noche (o a principio de noche según para quien), cuando un transeúnte que pasaba por el KM.O, le cayó una mota al ojo y miró para arriba. Vio esplendoroso nuestro querido y reluciente reloj que marca impasible el paso de los años. El transeúnte en cuestión, sin dejar de mirar, comentó con el vecino: -Aquí, ¿Como cambian las horas?- EL compañero de acera no supo contestar ante tan directa pregunta y se quedó mirando al reloj. Al cabo de 10 minutos ya eran más de 40 personas de todas las razas y colores los que miraban hacia arriba. En una hora no cabía más gente en las aceras ya que se corrió el rumor que iba haber fuegos artificiales o un mentalista iba a pararlo a las 2 menos 5.
El caso es que hasta la policía tubo que hacer frente para evitar altercados ya que todo el mundo quería sitio. En una esquina un señor con gabardina roja y bufanda dijo de broma que se apostaba a que hoy no se movía el reloj. Las apuestas subieron hasta más de 1000 euros para saber a que hora llegaba el funcionario que movía las saetas e incluso si aparecería el domingo o el lunes.
Por la entrada de la Carrera de San Jerónimo comenzó una manifestación de forma espontánea, debe ser costumbre ultimamente, a gritos de -¡¡¡Que cambie ya, que el publico se mea!!!- y sin darse cuenta y como quien no quiere la cosa por la entrada de la Calle Mayor 5 jóvenes montaron un botellín (Los botellones no se pueden montar en una plaza con tanta alcurnia).

A eso de las 2 en punto el reloj marcaba su hora ajeno a lo que abajo sucedía, el mentalista no apareció. De repente se hizo el silencio y se creo la mayor espectación.
--- La saeta pequeña avanzó un ángulo de 30 grados sin errar ni en medio segundo y mientras, la saeta grande continuó con el dedo señalando las 12, impasible.---
...
Para mí, esa noche fue un poco triste y me explico:
- Primero, el reloj no es suizo, debe ser digital del Japón ya que en un reloj de manecillas es imposible mover la saeta pequeña sin mover la grande y además nadie mueve las saetas sin pasarse y tener que volver un poco hacia atrás.
- Segundo, alguien me robó una hora me mi vida descaradamente, acababa de salir y ya se había hecho la hora de volver.
- Y tercero... Yo no estaba allí... (:-(

[dedicado a todos aquellos que estuviesteís allí]

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